dimecres, 27 de març del 2013

SOBRE LAS RECETAS COGNITIVO-CONDUCTUALES

En ocasiones, la formación en terapia cognitivo-conductual se centra en el aprendizaje de las técnicas a costa del conocimiento de la teoría en la que se basa esa estrategia terapéutica. No es extraño que se pida a los cursos de formación “que sean muy prácticos” o incluso “lo que la gente quiere son recetas”, como si invertir en el aprendizaje de la teoría que sustenta la técnica terapéutica no fuera esencial para proporcionar un tratamiento eficaz.
Un reciente artículo de revisión argumenta en contra de esta suposición utilizando como ejemplo la terapia basada en la exposición. La elección de esta técnica es doblemente afortunada porque la exposición es un tipo de tratamiento de eficacia demostrada para varios trastornos y recomendada por varias guías internacionales como tratamiento de primera elección, y en segundo lugar porque la manera de aplicar este tipo de tratamiento parece tan sencilla que podría aplicarla cualquiera (desde los aficionados a la Psicología hasta especialistas en otras áreas sanitarias, en ocasiones no necesariamente relacionadas con la salud mental).
En este artículo, Jonathan S. Abramowitz sugiere al menos siete razones por las que es recomendable conocer las bases teóricas que explican por qué la terapia basada en la exposición es eficaz:
  1. Las intervenciones eficaces requieren un conocimiento detallado del problema de la persona que consulta, sobre la base de los mecanismos psicológicos implicados (no basándose en el recuento de los síntomas que presenta). La terapia de exposición es más que un tratamiento para un trastorno específico (ya sea un trastorno obsesivo-compulsivo, de angustia o por estrés postraumático). La exposición es un tratamiento eficaz para cualquier respuesta condicionada de miedo que actúa a través de la extinción y la modificación de las expectativas disfuncionales de amenaza. Por ese motivo, no es recomendable para otras respuestas emocionales negativas como, por ejemplo, la ira.
  2. La teoría sustenta el análisis funcional, que sustenta el plan de tratamiento. Es decir, para que un tratamiento sea eficaz es necesario definir de manera detallada y específica los factores que incrementan la probabilidad de sufrir un trastorno de ansiedad y, sobre todo, de que no se solucione.
  3. Comprender las bases teóricas de la terapia de exposición permite identificar con precisión las cogniciones disfuncionales que deben ser puestas a prueba, los estímulos que deben utilizarse en la exposición y las conductas de seguridad que se deben reducir.
  4. No se puede explicar aquello que no se conoce adecuadamente. No sólo el terapeuta debe conocer la teoría, la persona que consulta también debe tener un conocimiento suficiente del por qué de un tratamiento que le pedirá que compruebe que sus miedos más terribles no tienen un fundamento tan sólido como cree. 
  5. El conocimiento de la teoría es importante para potenciar el aprendizaje durante la práctica de la exposición. Por ejemplo, para algunas fobias una sola sesión de exposición prolongada es más eficaz que muchas exposiciones más cortas, mientras que en otros casos, muchas exposiciones más breves obtendrán mejores resultados. 
  6. El conocimiento de la teoría facilita la prevención de las recaídas. Aprender que un determinado estímulo (por ejemplo, una taquicardia) no es peligroso, no sustituye a los aprendizajes previos (por ejemplo que la taquicardia es un signo inequívoco de la inminencia de un infarto), sino que compite con ellos. Por tanto, el retorno del miedo siempre es posible. Saber que la extinción depende del contexto en el que se aprende puede ayudar a los terapeutas a aplicar la exposición de manera que se reduzcan las posibilidades de recaída (por ejemplo, mediante la realización de la exposición en múltiples contextos, y especialmente en aquellos en los que la ansiedad es más probable y más problemática).
  7. Conocer la teoría es fundamental para no aplicar la exposición de manera perjudicial, para resolver las dudas del paciente sobre los riesgos de la exposición, para solucionar problemas como las dificultades para cumplir las prescripciones terapéuticas, o incluso para reducir la inseguridad del terapeuta con la aplicación de la terapia de exposición.
Abramowitz, J.S., The Practice of Exposure Therapy: Relevance of Cognitive-Behavioral and Extinction Theory. Behavior Therapy (2013) (in press)
http://dx.doi.org/10.1016/j.beth.2013.03.003